Un universo: la mochila Arhuaca.
Un universo: la mochila Arhuaca.
Una naturaleza, una “madre de la vida”, tan exuberante y excepcionalmente diversa como la Sierra Nevada de Santa Marta, debía necesariamente, generar de su seno unos pueblos con una cultura superior, basada en la sistematización cultural del conocimiento y la experimentación práctica acerca de sus especies y las relaciones entre ellas.
Por un camino muy diferente al de la Civilización Occidental Eurocéntrica, los pueblos de la Sierra Nevada mientras el viejo continente se debatía en la barbarie, la ignorancia y el fanatismo religioso anticientífico, construyeron una cosmovisión integral, basada en la sistematización científica del conocimiento empírico que se obtenía de la interacción con la naturaleza.
Visión integral del mundo que no solo incluía ciencias emanadas de la praxis cotidiana, como la botánica, la geografía, la hidráulica, la arquitectura de viviendas, ciudades, centros de reunión y caminos, la anatomía humana aplicada, sino otras que requerían un grado de abstracción especializado como la observación de los astros, que les hizo poblar de sus propios nombres, personajes y símbolos al firmamento, la geométrica geográfica, indispensable para orientarse en la Sierra, la física básica, la física teórica, incluida la mecánica quántica y su forma peculiar de percibir al universo no exclusivamente a través de la imagen de los sentidos, si no de las vibraciones, campos magnéticos e interrelaciones de los nodos elementales de la materia y la energía.
Tienen ellos, en su tradición y ciencia, una percepción del espacio – tiempo, condensado, circular: El pasado, presente y futuro, son un acontecimiento simultaneo, un campo infinito de todas posibilidades vibracionales y de destino, simbológicamente expresado en la mochila o “Tutu”, tejida mediante aspiros-suspiros a partir de un punto, vacío, nuevo centro del universo.
Usada por los hombres para guardar su Poporo, su Ayo, los cuarzos de la Yátukua, el Caracol para los sonidos ceremoniales; el Tabaco, el Frailejón, las piedras blancas y negras, las plumas de aves para los pagamentos; las cuentas de colores y algodones para los hilos de las aseguranzas, y, su pensamiento.
Tejida por las mujeres a partir de un pequeño orificio en todo el centro del fondo, desde el cual se ve claramente como se desenvuelve en forma concéntrica todo el tramado de ella y se expande desde ese pequeñísimo punto, hueco, sin nada, desde el cual parte todo el tejido de la mochila, hilvanada con un solo y único hilo que se anuda en una finísima trama de un solo tiro sin interrupciones ni remiendos, que se entrelaza más arriba, “manchada”, con los hilos marrones, negros y de otros colores, que hilan y muestran con ideogramas el curso del laberinto sinuoso, geométrico y continuo que recorre toda la mochila indicándoles el camino y destino de la vida.
La mochila es un perfecto contenedor que parte de la nada. Del vacío de un minúsculo hueco. De un pequeñísimo punto en el fondo y principio de sí misma. El desenvolvimiento del tejido de la mochila describe el momento inicial y la posterior expansión en el espacio tiempo del Universo: Su nacimiento y vida. Y tal vez, del momento inicial y posterior de la entrada del creador, en este caso de la intención de su creadora, a su propia creación.
Al hablar de ella necesariamente hay que recordar, por su semejanza con el inicio del tejido de la mochila, una parte de la explicación del nacimiento del Universo: “En algún instante del pasado, hace unos 13.800 millones de años, la distancia entre galaxias vecinas debió haber sido nula. En otras palabras, todo el universo estaba concentrado en un solo punto de tamaño nulo, como una esfera de radio cero. En aquel instante la densidad del universo y la curvatura del espacio- tiempo debieron de haber sido infinitas, Es el instante que denominamos Big Bang o gran explosión primordial”: Stephen W. Hawkins en su libro “Breve Historia del Tiempo”. Esa es la explicación del nacimiento del Universo concebida por la física teórica, pero pareciera también ser la descripción de la primera puntada del tejido de la mochila: Del principio del tejido de la “Membrana” de una mochila Arhuaca, que como un universo se expande en el espacio- tiempo cuando es tejida por las mujeres, madres de la vida, como un contenedor de la idea, elementos ceremoniales, plantas sagradas, objetos valiosos e ideogramas tejidos en ella que muestran el curso del destino de la vida de los hermanos mayores y los Mamos, lo mismo como lo es un universo en expansión, recipiente natural de la “energía oscura”, de las galaxias, constelaciones, cúmulos, nebulosas, estrellas, planetas, y de la vida misma.
Modelos recreados de la expansión del Universo en el espacio - tiempo concebidos por la física teórica, que también parecieran las imágenes del tejido de la mochila Arhuaca, fiel reflejo holístico del Universo.
Fuente: “El Universo en una cascara de nuez” de Stephen W. Hawking (Cap. 3, pág. 86)
Sobre esto, resulta necesario registrar la coincidencia entre el concepto del universo de Stephen W. Hawking y la tradición indígena acerca de la construcción del universo a partir de una serie de aspiros-suspiros, entretejidos, por parte de las dos fuerzas primigenias que construyen el universo y el mundo: Serankua: la energía positiva, el día, la luz, el sol, las piedras blancas, el hombre, y Seukukui: la energía negativa, la noche, las estrellas, las piedras negras, las aguas de los ríos, la mujer, en un proceso ininterrumpido que continua realizándose de manera permanente y que ellos sintetizan en el proceso de tejido de las mochilas o “Tutus”, a partir de un solo punto. Concepto este que supera a Stephen W. Hawking en cuanto a que acá el universo tiene una finalidad y fue resultado de un acto deliberado y consciente de las fuerzas creadoras, y, en consecuencia, es inteligente, está vivo, piensa y sus componentes son sujetos, incluso, de libre albedrío.
Y es allí donde reside el secreto de la montaña sagrada: la cosmovisión de los pueblos indígenas, su cultura, su ciencia, sus vestidos, la geografía, las historias, las leyendas, los recuerdos, las aspiraciones y los sueños están unidos fuertemente a su vida cotidiana. Allí no hay especialización posible, pues el conocimiento científico, la historia de sus pueblos y familias, la información biológica, etc., forman parte de la cultura, la religión, las tradiciones, la simbología y las costumbres. Están siempre presentes, a la vista de todos.
¿Cómo leer en ese libro abierto que está escrito en la vida de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada?
Solo existe una sola forma: Conocer los rudimentos de la Ley de origen o constitución original de estas naciones, como también entender nuestro origen y relación de vida y de respeto con Seinekún, la Madre Tierra.
Nuestra grande madre.
Sharamatuna, en estos días otoñales de huracanes del 2024; de protestas del clima por el maltrato a la madre Seinekún
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