El Corazón de la madre Tierra.

 El Corazón de la madre Tierra.

Por: Rafael Gómez LLinás.

La Sierra Nevada de Santa Marta es el Corazón del mundo. El corazón de nuestra madreTierra. Y todo lo existente hasta sus limites, allá donde se completa el ciclo de las aguas y sus campos fértiles se entrelazan en un acuerdo vital con el resto del tejido de la tierra, es un pensamiento circular por lo tanto armonioso, que brotó como un pequeñísimo destello de la mente del padre Serankua, se expandió  desde las aturas silenciosas de la Sierra Nevada, desde  Gonawindua su pico más alto, y en unión sagrada con los frescos aires y las aguas maternas de ella, le dieron vida y permanencia a todo el mundo circundante.

Y el fundamento e intención primigenio de ese pensamiento creador, es el cuidado y amor por la Tierra, esa madre dadora y sostenedora permanente de nuestra vida. 

La Sierra Nevada de Santa Marta es por tanto, el corazón de ese cuerpo vivo que es la Tierra.

Y ella la Tierra, es sin duda alguna nuestra madre, la que nos ha dado la vida y el alimento para nuestra subsistencia.  

Es nuestra hermana, con la que hemos compartido nuestra existencia aún desde cuando éramos un organismo unicelular. 

Y ella es también nuestra casa común. La que nos ha dado albergue y sentido de pertenencia durante millones de años de evolución hasta desembocar en el ser inteligente y con consciencia auto referente que somos, pero con una herencia de esa casa común que hemos mal entendido al causarle tanta destrucción. 

Ella ahora nos reclama por ese sufrimiento y el daño que le hemos provocado con el uso y abuso de sus bienes naturales, llevados por la inconsciencia del afán de lucro de grandes capitales y grupos de poder movidos solo por una ambición  desmedida.

Y su Corazón, la Sierra Nevada de Santa Marta, ya nos está pidiendo a gritos en sus mensajes, que no serían otra cosa que sus propias palpitaciones ya disminuidas por ese sufrimiento sentidas en el desajuste climático y la escasez, que con amor la volvamos a cuidar. 

Un amor y cuidado por la naturaleza, por las plantas, por las aguas, por los ríos, por los mares, por el aire que respiramos y por todos seres sintientes que la habitan, pero sobretodo, con un amor acunado en el compromiso irrevocable de reafirmar ese propósito de vida dictado desde siempre en la Ley de Origen de los hermanos mayores: De ser sus protectores, guardianes y cuidadores  naturales. Y ahora más que nunca. No permitiendo su deforestación y el avance de la minería, esa oprobiosa  extracción de sus bienes naturales que destripa y desangra sus entrañas, y así mismo tampoco de su  explotación con cultivos y ganaderías deforestadoras ni siquiera para el lucro de muchos, pero mucho menos de unos pocos. 

La Sierra Nevada es ese corazón ya herido, que con nuestro esfuerzo y cuidado, debe sanar para así volver a ser ese  santuario milenario e inviolable de la naturaleza que acompañe para siempre la subsistencia de toda la humanidad. 

Ese, es nuestro gran compromiso y una de las misiones en esta, nuestra vida, tal como lo dictara desde el principio de los tiempos  esa Ley de Origen: La obligación de cuidarnos y a su vez la de cuidar a su Corazón, la Sierra Nevada de Santa Marta  y asi a la Tierra, a Seinekun, nuestra grande y sagrada madre, a la que por nuestro propio bien, tendremos que amar y preservar.

Llegó la hora. Si no se hace ya, no habrá más tiempo.

¡Así mesare.!


Busintana, unos días después del inicio del equinoccio de otra  primavera.

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