ASUNTOS MARCIANOS III
ASUNTOS MARCIANOS III
(fragmento del Patio de la Parra)
Por: Rafael Gómez Llinás.
Los conversatorios en el Patio de la Parra giraban muchas veces en torno a los interrogantes que surgieran de las observaciones conscientes que hicieran los llamados "buscadores" sobre la relación que tuviere el evento de ese eterno retorno de sus vidas con las consecuencias del karma.
Pero no porque dudaran de esto, o porque no tuviesen la certeza de la ley del karma como un efecto de las causas y acciones con las que se determinara el derrotero del destino de sus vidas, sino por la pretensión existencial de desentrañar el papel capital que esta jugara en la consecución esquiva de esa condición definitiva de perfección y felicidad absoluta.
Se discernía en otras ocasiones sobre el mundo astral, o acceso a la cuarta dimensión del espacio tiempo. Y no obstante que ellos dominaran con facilidad y plena consciencia ese mundo de los sueños, lo harían para estudiar un estado que consideraban similar pero en una escala mayor, como lo era ese fenómeno de "desaparición" dentro de aquellos campos unificados urbanos o de afectación de la realidad al interior del insondable mundo del Metaverso, que como los sueños vívidos o del dominio del mundo astral o de la Cuarta coordenada espacio temporal, necesariamente sugería la existencia de una dimensión mas elevada que les permitiría ir más allá de esa frontera por todos ellos conocida y transitada, a la que dieron por llamar por la naturaleza de su lógica escalar, como el estado de "Ginas" o de la Quinta dimensión: una dimensión colmada de energía pura estrechamente afinada con la libertad del espíritu, que por la velocidad de su desplazamiento superaba en infinitud a la materia y al mundo subatómico del universo conocido, y también a la totalidad del compás de los tiempos.
Otras veces, conversaban sobre la eliminación de los defectos para acallar la tiranía de las voces del Ego, ese lastre espiritual que les impedía avanzar en la ruta de una aproximación al verdadero SER, como una acción necesaria para acercarse a esos altos niveles de perfección.
También practicaban con acuidad la meditación, la auto observación, la vivencia solo del momento presente y la compasión y el perdón, como disciplinas fundamentales para enrutarse por ese llamado “cuarto camino" de completa autoreferencia o del recuerdo de SI.
Y todos en su conjunto con la destilación del tiempo, tendrían el convencimiento de que las respuestas a su gran pregunta existencial sobre la única vía para la trascendencia espiritual la encontrarían sin duda alguna en esta misma vida, allá en el fondo inescrutable de esos enigmáticos “campos unificados urbanos” sin necesidad de esperar ninguna otra oportunidad, en los eternos eones de tiempo de duración de la rueda de Samsara de la reencarnación.
Y entonces, en esas reuniones, en las que desde hacia muchas vidas por diferentes razones y aparentes situaciones causales siempre se encontraran, se enfocarían recurrentemente en la observación y estudio de esos enigmáticos “campos unificados urbanos”, con la intención de buscar en sus entrañas la única vía presentida por ellos, que les permitiera descifrar las claves del intrincado cerrojo del portal de entrada física a esos mundos elevados, superiores, luminosos.
Y la realidad, que no es sino la suma de los pedazos del tiempo, se bifurcaría ubicando en caminos distintos el destino de esas dos intenciones diferentes por no decir que opuestas: la de los "buscadores de la verdad" por un lado, y por el otro, la del grueso de aquellos rezagados en el planeta Marte por cuenta de su limitado nivel de consciencia.
Pero, no obstante que en su éxodo hacia esas dimensiones mas elevadas, los "buscadores de la verdad" quedaran separados por espacios y tiempos abisales del resto de esa civilización Marciana, habria que considerar para esto, que el presente es solo un instante entre el pasado y el futuro. Y que todo lo que se ve, se ve como una pequeña cantidad de tiempo en el pasado. Lo que llamamos este momento presente puede ser el futuro o el pasado de otra persona.
Y así, el flujo del tiempo podría no ser el mismo para todos. De tal manera que no se puede hablar de este momento presente sin reconocer también la existencia del pasado, solo que tal vez ubicado de la misma manera en algún otro espacio, pero sucediendo en el mismo momento.
Einstein llamaría a esa noción “independencia del observador”. Y como tal, podrían coexistir unos y otros en un mismo momento pero en otras dimensiones espaciales y tiempos diferentes.
Y mientras los "buscadores" avanzaran hacia sitiales mas sutiles y evanescentes que lindaban con ese estado de felicidad absoluta y eterna, y los otros se convirtieran en polvareda cósmica y al final fuesen tragados por la voracidad gravitacional de Tikun(Agujeros negros), la información en común nunca se perdería.
Seria transportada como energía en ese polvo de las estrellas como materia prima inteligente que contendría en su memoria imperdible, la ruta genética de miriadas de civilizaciones como un grande tejido vivo en el que como una puntada perdida más, también brillaran como una sola, las costumbres, saberes y artes de todos ellos, los marcianos, a pesar de la ilusión de los inmensos abismos que irían de una "respiración" a otra en el lapso cósmico existente entre manbantaras y pralayas de la creación que aparentemente los separaran, en un palimpsesto de dependencia causal que realmente los acercaría hasta "tocarse sin tocarse" y los mantendrÍa juntos o mejor entretejidos hasta el final de los tiempos.
Y todo seria entonces, como con extrema lucidez alguna vez lo describiera el poeta dadaista Francés Paul Eluard: “Hay otros mundos, pero están en este”.
Sharamatuna, Solsticio de verano del 2023..
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