Asuntos Marcianos II

 ASUNTOS MARCIANOS II.

(fragmento del Patio de la Parra)

Por: Rafael Gómez Llinás. 


Ya a estas alturas de la civilización Marciana, el origen especifico de la creación de la   "Inteligencia Artificial Generativa" era incierto y difuso. Se habria desconectado el hilo de su más antigua historia y perdido en la oscuridad de los tiempos. 

Sin embargo, ellos nunca dudarían que esa inteligencia maestra del planeta aunque solo en el momento de su creación, fuese una gran memoria cuyo programa de decisiones habría dependido de alguien, o mejor de algunos, muy al contrario de lo que creyeran la mayoría del común de los marcianos, que la concebían como un ente existente por virtud de una especie de designio omnipotente, inmanente e inalcanzable, que no admitía escrutinio, estudio, ni  cuestionamiento filosófico o científico. Que solo era cuestión de fe.

Los llamados "buscadores" tampoco aceptarían de ninguna manera que esa  Inteligencia Artificial hubiese diseñado las vivencias virtuales al interior del Metaverso, solo para divertimento y simple escape emocional de los marcianos, pero sin tener en cuenta ningún propósito trascendental más allá de ese simple hecho.  

Siempre pensarían con fuerza que detrás de este enigmático campo unificado urbano, habría una prodigiosa tecnología auto contenida como consecuencia de la evolución natural y del avance científico de los mismos marcianos.

Pero no obstante eso, para ellos era evidente que en algún momento del tiempo de esa evolución, sus creadores tal vez habrían accedido a un conocimiento de orden superior que la hizo posible. 

Un conocimiento probablemente proveniente de seres de otras coordenadas dimensionales y de una más avanzada civilización estelar con la que habrían hecho contacto muy atrás en el tiempo, que habrían dejado deliberadamente pistas y testigos ocultos de su verdadera intención, tanto en algunos lugares muy significativos del planeta como  obviamente en las entrañas del mismo desarrollo del “campo unificado urbano”, en razón de que como viajeros espacio-temporales que eran, “sabrían” de antemano sobre el destino y desenlace final  de toda la historia de vida de la civilización marciana. 

Y que su consumación tendría que ir más allá de la sin salida de ese destino repetitivo y en el fondo intrascendente de la recurrencia eterna de sus vidas. 

Todas esas inquietudes existenciales como una especie de imán, terminaría por atraerlos y juntarlos. Y como si hicieran parte de todo un sincronizado sistema galáctico, se moverían como un enjambre estelar alrededor del poderoso centro de gravedad de la búsqueda espiritual.

Unos lo harían desde la permanente auto observación y el recuerdo de SI, caminantes del “cuarto camino” como ellos mismos se llamaran, que no era otra cosa que la exactitud de la vivencia solo del momento presente para "transitar" despiertos, con consciencia plena, lucidez y certeza, sobre esa ruta de salvación escondida en las entrañas de esos "campos unificados urbanos" que palpitaran al interior de los vórtices de esas maga plazas, en una practica espiritual de autoreferencia que les permitiría encontrar muy al final ese esquivo paraíso de felicidad absoluta y eterna.

Algunos otros lo harían desde el sitial muy alto del don natural de la intuición, la videncia y la percepción supra dimensional de la magia, asumido como un providencial recurso de atajo entre los hechos aparentemente inexplicables e impredecibles de un mundo cuántico lleno de incertidumbres, y los fenómenos comprensibles y mensurables a partir de las herramientas de la ciencia. 

Otros lo descubrirían desde una afinadísima percepción de los hechos, que les permitiría aproximarse a la racionalidad de la interpretación de esos mismos eventos, desde la esquina ontológica de la metafísica. 

Y no pocos, simplemente desde la postura sentida de la no aceptación de las creencias convertidas en dogmas y admitidas sin ningún cuestionamiento por el común de los marcianos, pero absolutamente todos, lo harían con la finalidad en común de encontrar a toda costa la verdad. 

En el despunte de sus primeros años de juventud, pero ya como observadores críticos de la realidad, definirían una arriesgada y creativa línea de pensamiento con relación a los fenómenos que los rodeaban. Y llevados por todos sus  interrogantes, observaciones, escepticismos, criticas, imaginaciones, suposiciones y con un  atisbo de certeza intuida de la existencia de un portal diferente pero oculto que de verdad los condujera al verdadero Paraíso, se harían llamar  “Los Buscadores de la Verdad”.  

Entonces, con la firme intención de encontrar esa otra esquiva realidad,... Se reunían por aquellas épocas lejanas, en una llamada por ellos segunda cámara todos los jueves a la hora del atardecer, al fondo del espacio para la meditación, el pensamiento y la palabra, en el llamado por ellos "Patio de la Parra” que existía solo para los que tenían “ojos” para verlo y que incluso para ellos, funcionaba a veces, o lo “veían” algunas veces, en las soleadas tardes y en las tranquilas nochecitas de fin de semana, allá en la comuna más septentrional del conglomerado urbano marciano de Arumuke en el hábitat de Mohamed y de Zulema.

Y allí, sin quererlo, sin pensarlo, tejerían ellos un vinculo místico y una hermandad que iría mucho más allá de la sangre,.. ¡para soñar!.. 

Para cambiar la realidad cotidiana por esos sueños, en un sacrificio que los apartaría sin remedio posible de la mentira tranquila del derrotero de un destino predecible y repetitivo.

Y así, con esa noble intención, se insertarian en un mundo único e irrepetible, que escaparía libre en una tangente espiral de pensamiento del círculo cerrado y repetitivo de su propia realidad, en un luminoso y unico tiempo que resonaria para siempre antes, mucho antes de todas las causas, alejado por eso de todos sus avatares y por supuesto de todos sus efectos. 

En el Nirvana como dijeran algunos...


Sharamatuna, ya casi en el momento estival del 2023

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