A dos o tres movimientos de un jaque mate.

 A dos o tres movimientos de un jaque mate.


Por: Rafael Gómez Llinás.


Si el Sionismo Israelita comete el inmenso error de mantener indefinidamente el criminal bombardeo aereo a la población civil Palestina e inicia la anunciada ofensiva de tierra arrazada para desalojarlos y ocupar permanentemente la franja de Gaza, habría muchos sucesos en su contra. Hezbollah inmediatamente entraria en el conflicto atacando a Israel desde el sur del Líbano en apoyo a los Palestinos. Ya lo han dicho. Y Pakistán, también lo ha dicho, proporcionaría misiles balísticos de largo alcance y maximo poder destructivo a Palestina. Los talibanes entrarían en el conflicto a su favor, abririéndose paso hasta Gaza a través de Iran, Irak y Jordania, y los feroces Chechenos que ya expresaron sus ganas, alineados con una Rusia que ya tendría que destapar todas sus cartas, también atacarían a Israel frontalmente. Y el mundo Árabe, a dos o tres jugadas de una solida unidad en la región, por fin marcharía unido a favor de Palestina. Ya el Ayatolá Raisi de Irán, el rey Mohammed Bin Salman de Arabia Saudita, y el gobernante de Siria, Bashar Al-Asad, coincidirían en la necesidad de detener los crímenes de guerra contra Palestina.

Enfatizaron en la necesidad de la unidad islámica, y todos expresaron la opinión de que los crímenes del régimen de Israel y la permanente luz verde y protección de los Estados Unidos para ello, conducirían a un peligro devastador para toda la región. Y por eso deben parar. Y Qatar, también adelantándose, advertiría que si no cesaren los bombardeos sobre la franja de Gaza, cerraría por completo la llave del gas a Occidente. ¡Dolor de cabeza inmediato para los Estados Unidos y Europa!

Y como lo declarara Scott Ritter:“Si Hezbollah cuenta con el apoyo de Siria, y Siria cuenta con el apoyo de Irán, entonces seremos testigos de la derrota estratégica de Israel”. 

Por eso no seria creíble por lo extremadamente peligroso, que Israel se atreva a mantener en el tiempo una total ocupación terrestre. O como en su reciente amenaza, en la que exigiera el perentorio pero imposible desalojo de más de un millón de Palestinos del norte de Gaza. Habría en esto una imposibilidad estratégica basada en un miedo cierto. El miedo de una guerra sin regreso que abriría las puertas del infierno y nos pondría a todos a dos o tres movimientos del jaque mate de una tercera guerra mundial. Y por ese mismo miedo, su reacción desmedida e irracional. Y chicanera además. 

Pero, también es cierto, que la bestia finalmente ha salido de su madriguera y podría de todas formas, tal como ya lo está haciendo hoy, actuar de manera demencial, pero no portando su viejo número 666, sino ya actualizado, el de los 40° latitud norte con 74° longitud oeste, que marca en el bajo Manhattan de Nueva York, las coordenadas exactas de Wall Street. 

La desinformada y simplista multitud pro-Israelí en las redes sociales que confunde religión con la concepción de estado/intereses económicos, no entiende que Israel no puede por venganza a una también reprochable agresión, simplemente lanzar y lanzar bombas, e incluso atacar a una población civil inerme con armento quimico de fósforo blanco de uso prohibido internacionalmente por su inhumano poder devastador, y matar a cientos o incluso a decenas de miles de Palestinos en Gaza, perpetrando un terrible genocidio y una pavorosa limpieza étnica sin precedentes para ganar una guerra por la fuerza de algún designio divino de "pueblo escogido". 

Restringido por esa realidad geopolítica, Israel se veria obligado a firmar la paz con los palestinos. Y no solamente eso. Tal vez forzada por un creciente antisemitismo dado por una opinión de desaprobación internacional en aumento, y el descontento cada vez mayor de facciones moderadas dentro de su propio país por el cansancio de una guerra de resultados inciertos que jugarían en su contra, harían que Israel se viera obligado a retrotraerse a las fronteras de dos estados soberanos y libres reconocidos internacionalmente, acudiendo a los no cumplidos por ellos, acuerdos de Oslo de 1993.

Cuanto antes lo admitiesen, mejor seria para el mundo. La gran pregunta es si Estados Unidos permitiria que esto suceda. ¿Por qué?

Porque una inminente derrota en Ucrania como la que ya se ve venir, y también otra derrota o un probable juego terminado en tablas en el conflicto actúal del medio Oriente, probablemente serian, como siempre han sido, los dos últimos ataúdes del imperio militar estadounidense.

Estados Unidos desde ya corre con el historico y vergonzoso mea culpa de querer desestabilizar a Rusia con la guerra de Ucrania, y en vez, terminaría desestabilizando al mundo entero con ellos mismos incluidos. Equivocados como siempre en los juegos de Marte.

Como sea que esto suceda, las opciones en el tablero de ajedrez geopolitico, por cuenta de la condena de la opinión publica internacional, ya tienen en desventaja y "encerradas" a las fichas de Occidente.  O de Israel que es lo mismo. O sea, para decirlo mejor, de sus intereses económicos, que en últimas es lo único que para todos ellos importa. O como muy bien lo dijera Bill Clinton en su campaña por la presidencia de los Estados Unidos contra George Bush padre: "¡Es la economía estúpido!"

Y en este caso, pigmentada con mucho de neocolonialismo, dominación, imperialismo rampante y disfrazada explotación. 

Amanecerá y veremos...


Sharamatuna, ya casi a final del año 2023, y a un paso de la extinción humana por su estupidez guerrerista, o tal vez por el ya no retorno del cambio climático.

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