Recordando a Jesús. (El gran Kabir Jesus)
(El gran Kabir Jesus)
Jesús, el Cristo, seria mucho más que solo un hombre, un gran maestro, o una figura histórica. El vocablo "Cristos" significa en las sagradas escrituras "el elegido". Y mientras que en el nuevo testamento de la Biblia está escrito que nacería como ningún otro ser humano con esa condición divina, en no pocos testimonios del antiguo cristianismo se lo consideraría como un hombre de inteligencia y espíritu excepcional, que encarnaría con su arduo trabajo interior esa "consciencia cristica". Que transmutaría su esencia en la de “Dios” sin dejar de ser un humano no distinto a cualquier otro, como lo describiera Buda Gautama más de mil años antes: encarnar a “Dios en sí mismo”.
Jesús, según versa en esta ultima interpretación en la que se origina la enseñanza y el conocimiento gnóstico o de los primeros cristianos, ascendería en el transcurso de su vida al llamado estado “Cristico”: El máximo ejemplo de un ser humano evolucionado y realizado. Y el mejor y más grande ejemplo a seguir. Es su vida la que se debería imitar si alguien quisiera cambiar el rumbo de su existencia hacia otra dirección más clara y libre de su consciencia. Por esto cobran plena validez sus palabras: “Todo lo que yo hago, lo podéis hacer ustedes también”.
Recordemos entonces a partir de esto, algunos rastros de su vida: Cuando tenía 12 años se enfrentaría y derrotaría con la razón y el discernimiento a los sacerdotes del templo. Allí utilizaría al máximo la capacidad del hemisferio izquierdo de su cerebro. ¡De su cerebro de humano! ¡acudiría a la razón!
Después, transitaria hacia el oriente lejano, y en las alturas inhóspitas de las montañas de Kaniska en el luminoso y vasto reino Seléucida, se sumergiria durante muchos años como uno más al interior de los ocultos claustros y monacatos de los ascetas Esenios, esa perdida comunidad Yahad así llamada antes de asentarse en Qumrán hoy la rutilante Damasco, tal y como aparece de manera velada en los evangelios sinópticos y con claridad en los llamados manuscritos prohibidos: una variedad de escritos censurados y proscritos por los intereses de la iglesia Católica, para acallar y desaparecer al verdadero cristianismo: Esa creencia primigenia que acepta a Jesús como un hombre trascendido pero no distinto a cualquier otro.
Jesus en ese confinamiento, aprenderia a utilizar toda la capacidad de su hemisferio derecho, y con sus emociones, aflorarian sus otros sentidos sutiles: La intuición, su visión atemporal, su gran sensibilidad y su sabiduría. Luego, de vuelta a Judea iría al desierto y en un segundo aislamiento, ayunaría durante cinco lunas prolongadas y en un viaje a otras realidades, rechazaría de plano la propuesta del “gran engañador”: nada menos que su propia mente.
Al término de ese confinamiento y en la madurez de su capacidad, utilizaría por fin y al mismo tiempo sus dos hemisferios cerebrales en una respuesta simultánea de su inteligencia emocional y racional, expresada en la máxima condición biológica que pueda tener el cerebro humano: La de predecir y condicionar el futuro. La de observar desde otro estado de los sentidos, la realidad y sus detalles, más allá del tiempo y de las causas para así transformarla. Para cambiarla. ¡Para intervenir en el curso de la vida y la muerte!
Jesús a partir de allí, percibiría el mundo desde la humildad y la compasión con una entelequia diferente. La expresaría y enseñaría en parábolas y mensajes, sobrepasando con esas enseñanzas de lejos los paradigmas espirituales de su época y de muchas épocas por venir. Parábolas recogidas de la conciencia y oralidad popular, y escritas para la posteridad con fidelidad y sabiduría por los cuatro evangelistas, de que las se pueden entresacar de sus enseñanzas como aquellas joyas de Indra engarzadas en el tejido del universo, algunas frases preciosas:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida".
"Mi reino no es de este mundo".
"Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estaré en medio de ellos".
"Aquel que esté libre de pecados que tire la primera piedra".
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
"Amaos los unos a los otros".
"Hay más dicha en dar que en recibir".
"De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma".
"Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mi vivirá para siempre ".
"Padre perdónalos porque no saben lo que hacen ".
"Padre nuestro que estás el los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo"...
Frases y oraciones preciosas entre las muchísimas que hay insertas en las enseñanzas de esas parábolas del gran Kabir Jesús, que retumbarán como un mensaje de sabiduría y una luz de esperanza en la consciencia humana por los siglos de los siglos.
Habría también que decir que en esos desiertos de su mente, en ese aislamiento voluntario, rechazaria convertirse en el “Rex Mundi”. (Rey del mundo). Rechazaria, ese tentador regalo que le ofrecería “el gran engañador”, su propia mente, que, aunque debilitada por el aislamiento y el ayuno, todavía afincada en los últimos remanentes del ego y los defectos que aún mantenía, le mostraria con insidia el destino al que estaría condenado si rechazaba el regalo que le estaba ofreciendo: Un destino en donde los hombres a los que él tanto amó, ayudó, sanó e instruyó, le darían muerte en una crucifixión dolorosa y cruel.
A sabiendas de lo que podría pasar, pero llevado por su gran amor a la humanidad, la ausencia total de los apegos y del miedo, y con el escudo energético que le proveería el trabajo "alquímico" de la transmutación de las energias sexuales con su compañera y pareja María Magdalena, depositaria del verdadero Santo Grial, esa mítica copa no de vino sino de la Sangre Real de Jesus y recipiente de su descendencia humana, superaria la escala de su propio karma y los linderos de su propia causa y efecto.
El Kabir Jesús ya "Cristificado", ubicaria su mente y su conciencia en las dimensiones primigenias que surgen antes del momento temprano de todas las causas: En el presente y en el no pensamiento. En la no calificación de ningún hecho ni persona. En el aislamiento de la ilusión de los sentidos para convertirse así, en un ser Precausico: no afectado por sus propias causas.
Entonces, desde esos principios y confines atemporales, desde esa raíz y causa de todo lo existente, desde ese estado de pureza absoluta, de energías no calificadas ni contaminadas por ninguna clase de intención y sin afectación de las causas o de la ley del Karma, traería a su mente pensamientos y deseos amorosos al interior de ese campo de gran unidad, y con ellos, haria cambios dramáticos en la materia conocida. ¡Sanaria! ¡Haría volver a la vida! ¡Manejaria a su antojo la energía y la materia!
Jesús el Cristo, comprendería con extrema lucidez que el perdón y el amor que le dio a quienes finalmente lo condenaron a muerte, seria el salvoconducto necesario para acceder a esa otra realidad de sí mismo: “Morir y resucitar”. Descripción literal que hicieron los discípulos que vivieron de cerca su calvario y crucifixión y quienes a los tres días creyeron ver como “volvía a la vida”.
Pero, lo que realmente sucedería, seria que él lograria físicamente un tránsito dimensional. Una fuga hacia otras posibilidades de su existencia: De cuerpo entero podria entrar a uno de sus propios "sueños", o lo que es lo mismo, a otra de sus realidades: Ese enigmático estado de “Ginas”, del que se hablara tantas veces en el "Patio de la Parra.
Su ubicación precausica (Sin Karma), le permitiria viajar libre en esas escalas altas y sin tiempo dominando así la energía y la materia. Y pudiendo quedarse para siempre en esas lejanías, regresaria por amor para redimir con su ejemplo a los demás seres humanos.
Fue el primer hombre hecho “Dios en sí mismo” por su trabajo sobre Sí y su despertar de consciencia, que se acercaría a voluntad a los humanos despues de estar en esas altas esferas unificadas del espacio y del tiempo, para mostrarles en un acto de amor y compasión, cómo se puede dominar la materia, la vida y la muerte. “Yo soy la verdad y la vida”, Les diría. Y les enseñaría, como derrotar a Maya: La ilusión de la realidad.
Y de cómo, el ser humano tiene que perdonar y también por supuesto perdonarse a sí mismo, como la expresión más excelsa del amor si se quieren cambiar los ciclos repetitivos de la recurrente rueda de Samsara, para romper con el eterno retorno y permanecer para siempre en las regiones luminosas y sin tiempo de lo que otros, en otras culturas, llaman el estado sin sufrimientos del Nirvana.
El perdón, es un acto de profundo amor y junto con la compasión, son las primeras condiciones que necesita todo aquel que quiera subir escalas altas en su nivel de consciencia para acercarse a la presencia del creador: O lo que es igual, a Sí mismo como una prueba viviente de que el Amor, es la única fuerza o verdad absoluta que existe en el universo.
Algún día los humanos descubrirán que la formulación indispensable para traducirla en el único y poderoso combustible capaz de mover la mente con toda y la finísima máquina del cuerpo humano hacia los confines más lejanos del universo, es la compuesta por el amor y el perdón acompañados por la mixtura de la compasión, el recuerdo de Si, la auto observación, la vivencia solo del presente, y la transmutación de las energías para escalar así, otros estados más altos de consciencia: para trascender hacia el llamado por los iniciados más antiguos, al estado de “Ginas”. O sea, ese estado o condicion de consciencia que los conduciria además, hacía las mismísimas profundidades de SI mismos… ¡O lo que es lo mismo, a Dios!
Ese mismo estado de divinidad siempre presente en todos los seres sintientes y las cosas no sintientes, al que solo el hombre como su hijo, tendria la capacidad de elevarse en su semejanza y condición, con su trabajo espiritual.
He ahí el significado del propósito del trabajo sobre Sí mismo, y la presencia perenne del amor y el perdón en esa busqueda insesante de la verdad y de la expansión ilimitada de la conciencia, emprendida por quienes con valentía espiritual así lo hicieren.
Y he ahí el sentido de esta expresión sacada de mi anterior escrito "Recordando a Buda, e insertada en este por la misma similitud de esas vidas: "YO SOY", uno, con la omnipresencia de "DIOS".
He ahí...
Sharamatuna, en medio de los incendios premonitorios del final, en los primeros días del 2024,
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